Durante los últimos cinco días, la jurisdicción del Municipio de Riachuelo ha enfrentado un devastador incendio que arrasó con vastas extensiones de tierras, consumiendo vegetación, reservas naturales y poniendo en peligro la fauna, la flora y las comunidades cercanas.
Las zonas más afectadas incluyen el Parque Provincial San Cayetano, el Barrio Virgen de Lourdes y terrenos lindantes, Campos de Cabaña Alegría, el Barrio Arrocera Argentina y áreas aledañas. Este desastre ambiental ha causado un daño irreparable a los ecosistemas locales, destruyendo hábitats naturales y alterando el equilibrio de la biodiversidad.
Enfrentando esta emergencia, los Bomberos Voluntarios de Riachuelo trabajaron incansablemente junto a distintas fuerzas, como la Policía de San Cayetano, la Policía de Riachuelo, los Bomberos Voluntarios de Capital, Bomberos de la Policía, Bomberos de San Luis del Palmar y El Sombrero, además del equipo BRIF. También se contó con el apoyo de aviones hidrantes del Plan Nacional de Manejo del Fuego, personal de la Estación Biológica, guardaparques y la Fundación Rewilding. Además, trabajadores de Cabaña Alegría con equipos forestales, personal de la DPEC y el Municipio de Riachuelo brindaron logística, equipamiento y recursos esenciales, como cisternas, generadores eléctricos y maquinaria para contener el avance de las llamas.
Desde el Municipio, expresamos nuestro más profundo agradecimiento a cada una de las entidades, trabajadores y vecinos que se unieron en esta difícil batalla. Sin su valentía y compromiso, el impacto habría sido aún mayor.
Hacemos un llamado a la responsabilidad de todos. El fuego es un enemigo implacable, y su propagación muchas veces es consecuencia de la negligencia humana. Recordamos que toda quema está estrictamente prohibida, así como cualquier actividad que pueda generar incendios. La prevención es nuestra mejor herramienta para proteger la naturaleza y evitar tragedias como esta.
Anhelamos que muy pronto la vida vuelva a florecer en estas tierras devastadas. Que los árboles se alcen nuevamente, que los pájaros retomen su canto y que las grandes familias de monos carayá regresen a su hogar. Porque cada rincón de nuestra tierra merece renacer.
Cuidemos nuestro entorno. La pérdida de una reserva natural no solo cambia el paisaje, sino que compromete el futuro de las próximas generaciones.
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